Día Mundial del Colesterol: “La supervisión por parte de educadores/as físico deportivos/as garantizará la realización de ejercicio físico efectivo y seguro, tomando en consideración la prescripción médica en los casos necesarios por riesgo de la persona, tanto para la prevención como para reducir y controlar la hipercolesterolemia”. Dr. Valentín Fernández.
En el Día Mundial del Colesterol el Consejo General de la Educación Física y Deportiva (Consejo COLEF) considera necesario divulgar la importancia del ejercicio físico como medida preventiva y de control en personas con hipercolesterolemia, evitando así los riesgos cardiovasculares y de padecer otras afecciones como diabetes o hipertensión.
Por el Dr. D. Valentín Fernández, col. 55.976, miembro del Comité de educación físico deportiva en el ámbito sociosanitario del Consejo COLEF, profesor de la Universidad Europea de Madrid.
El colesterol es una sustancia grasa que se encuentra en todas las células del cuerpo humano y es necesaria en la realización y regulación de funciones biológicas básicas como la formación de hormonas, vitamina D o ácidos que intervienen en la digestión de los alimentos. A pesar de este valor biológico para el organismo humano, el exceso de colesterol en la sangre, también conocido como hipercolesterolemia, puede provocar una acumulación que se adhiere a las paredes de los vasos sanguíneos. Esta acumulación se conoce como arterioesclerosis, y es un factor de riesgo asociado a enfermedades metabólicas, coronarias y cardiovasculares.
La hipercolesterolemia está asociada a factores hereditarios, pero también a malos hábitos de vida, como una dieta inadecuada y un estilo de vida sedentario. Estos dos últimos factores son los que podemos controlar de cara a prevenir la aparición de la hipercolesterolemia y sus riesgos asociados. Además de cuidar la alimentación diaria, realizar ejercicio físico regular ayudará a la reducción del colesterol total y LDL (“colesterol malo”) y los triglicéridos, y contribuirá al aumento de los niveles sanguíneos de colesterol HDL o “colesterol bueno”. Por otro lado, el ejercicio físico no solo es útil en la prevención, también es una herramienta fundamental a la hora de reducir los niveles de colesterol en personas diagnosticadas, ya que los beneficios del ejercicio físico complementan los beneficios de la medicación.
Respecto al ejercicio físico para reducir el colesterol, es importante individualizar el entrenamiento en función de las características y condición física de cada individuo. Pero además, debido al riesgo cardiovascular, y la común asociación de niveles altos de colesterol en sangre con padecer hipertensión o diabetes, se da la necesidad de contar con la supervisión médica a la hora de establecer los parámetros del ejercicio físico, sobre todo en personas de alto riesgo (mujeres y hombres mayores de 50 años con hipercolesterolemia y confluencia de las patologías antes señaladas, o factores de riesgo como tabaquismo o daño hepático).
El ejercicio físico que se recomienda para reducir y controlar el colesterol es ejercicio aeróbico a intensidad moderada. Sin embargo, cada vez existe mayor evidencia científica de que el ejercicio de alta intensidad también ofrece beneficios a la hora de mejorar los niveles de HDL. De hecho, las últimas investigaciones publicadas destacan que la opción más adecuada parece ser la combinación de ejercicio de intensidad moderada-baja con sesiones de ejercicio de alta intensidad. Por otro lado, como complemento se recomienda el ejercicio de fuerza con resistencias de intensidad media, trabajando con ejercicios generales que impliquen grandes grupos musculares. En este sentido, la supervisión por parte de educadores/as físico deportivos/as garantizará la realización de ejercicio físico efectivo y seguro, tomando en consideración la prescripción médica en los casos necesarios por riesgo de la persona, tanto para la prevención como para reducir y controlar la hipercolesterolemia.
Junto con el inicio de un programa de ejercicio físico, o mejora y adecuación de éste, en caso de estar ya haciendo ejercicio físico regular, pero no ser suficiente para controlar el colesterol, es fundamental cambiar los hábitos de vida. Entrenar 45-60 minutos al día durante 3-5 días por semana puede no ser suficiente si nuestra alimentación es inadecuada y, sobre todo, si el resto de las horas del día nuestro nivel de actividad física es bajo o nulo. Desplazarse caminando o en bici en vez de en vehículo, subir y bajar escaleras en vez de usar el ascensor, pasear en el tiempo libre, bailar, … en definitiva reducir el sedentarismo junto al entrenamiento específico supondrá el cambio de hábitos que reduzca el riesgo de hipercolesterolemia y convierta nuestra vida en saludable.
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